viernes, 7 de diciembre de 2012

Una bodega en el fondo del mar.


Una empresa produce al año 20.000 botellas de vino envejecido en Vizcaya, a unos quince metros de profundidad. Y se puede visitar.



Dicen que hay grandes tesoros por descubrir en el fondo del mar y seguro que pocos tan sugerentes y apreciados al paladar como el que patenta y conserva la empresa vasca «Bajo el Agua Factory». Situado en la Bahía de Plentzia (Vizcaya), a unos 15 metros de profundidad, se halla el primer laboratorio enológico submarino del mundo, con cerca de diez mil botellas de vino envejecido al cuidado de las corrientes submarinas del Cantábrico.

Caldos listos para el consumo, que «proporcionan un aroma más potente y más sedoso en boca» que los madurados en superficie, según el responsable de esta innovadora compañía, Borja Saracho, que ofrece a los amantes del buceo, o simplemente del buen beber, una experiencia única: recoger del fondo marino una botella de vino a lo Robinson Crusoe para degustar de regreso en tierra firme.

El hallazgo en excelente plenitud de botellas de vino y champán en barcos hundidos y abandonados siglos atrás y alguna que otra experiencia de bebidas sumergidas en Chile, le brindó a Saracho y a sus socios una idea estupenda: montar la primera bodega del mundo en el fondo del mar, convertida en arrecife artificial, que ha terminado por cobijar a vida marina nueva.

Con la ayuda de un equipo de biólogos y enólogos, se analiza la evolución continua de los caldos, almacenados en módulos de envejecimiento controlado, y se realizan catas en las que se han sacado ya las primeras conclusiones. «Los estudiamos cada tres meses. Tenemos una fotografía muy clara de su evolución. El mar tiene unas condiciones claramente distintas, de profundidad, presión, temperatura y luminosidad que hace que los vinos sean muy agradables de beber y muy sedosos», asegura Saracho.

Producto de coleccionista.


Aunque en un principio, hace ahora tres años, tenían un abanico de bebidas alcohólicas más amplio —vino, txakolí, whisky y sidra—, hoy se han especializado en la maduración de vino tinto, bajo la marca «Robinson Treasure». Al año producen unas 20.000 botellas, explica Saracho, que celebra la buena marcha de este proyecto pionerovolcado sobre todo en el mercado asiático. «Lo cierto es que hay tortas… No tenemos existencias en este momento», aseguran desde la compañía, que hace tres días han terminado el lanzamiento de su página web donde explican todo el proceso seguido mediante un video en inglés, muestra de su clara vocación internacional.


Para principios de 2013 tienen previsto sacar unas 5.000 botellas, todas vendidas de antemano, por lo que la única opción de momento es reservar por adelantado una de las botellas, que te enviarán entre seis y doce meses después. «Se trata de un producto de coleccionista, con las botellas numeradas y empaquetadas con mimo. Con su adquisición, el cliente recibe primero un paquete con un libro explicativo», señalan desde la compañía.

El producto, que ha recibido varios premios, ronda los 150 euros. Para los más atrevidos, en verano se organizan además excursiones en barco hasta el punto donde se sitúa la bodega en la bahía de Plentzia, con opción de sumergirse con un buzo experto «pescar» tu propia botella y proceder a su cata.




Artículo del ABC.

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