Aunque hoy no es un pueblo (tiene más de 30.000 habitantes) su zona histórica lo fue, y hoy se conserva casi sin cambios. Situado en la serranía de Ronda, en Andalucía, la ciudad está asentada en una meseta cortada abruptamente por la erosión del río Guadalevín. El centro histórico, se asoma al abismo brindando unas vistas panorámicas inolvidables.
Ronda tiene su origen en la Arunda romana que se constituiría a partir de asentamientos ibéricos existentes. Los visigodos le dieron continuidad hasta la llegada de los musulmanes, quienes consolidaron su papel de cabecera comarcal y su entidad urbana. Su emplazamiento facilitó la defensa de la ciudad y la puso en una situación estratégica para dominar los pasos y caminos hacia la Baja Andalucía. Esto y la disponibilidad de tierras aptas para la agricultura le concedieron finalmente una importancia histórica notable.
El municipio de Ronda abarca parte del Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Este parque posee una gran riqueza natural, con infinidad de especies animales y vegetales, algunas especies vegetales casi únicas en el mundo, como el pinsapo o el quejigo de montaña, otras especies animales como la cabra montés o la nutria mantienen en esta reserva poblaciones de individuos estables.
Prehistoria y Edad Antigua
Aunque en el entorno de la ciudad se han encontrado restos prehistóricos que se remontan al Neolítico entre los que destacan las pinturas rupestres de la Cueva de la Pileta, los orígenes de Ronda son celtas quienes en el siglo VI a. C. la llamaron Arunda. Posteriormente los fenicios se instalaron en una aldea cercana que llamaron Acinipo. Arunda, tras ser conquistada por los griegos, pasó a denominarse Runda.
Pero Ronda como tal fue fundada como consecuencia de la Segunda Guerra Púnica, durante la campaña que el general romano Escipión llevó a cabo contra los cartagineses que dominaban la Hispania a finales del siglo III a. C. Es entonces cuando se mandó construir el castillo de Laurus el cual favoreció el asentamiento de la población a su alrededor y alcanzando en tiempos de Julio César el rango de ciudad, alcanzando sus habitantes, y los de la vecina Acinipo, la cualidad de ciudadanos romanos.
En el siglo V, con el fin del Imperio romano, la ciudad es tomada por los suevos al mando de Rechila, pasando después por un período bizantino, en el que Acinipo fue definitivamente abandonado, hasta que Leovigildo la integró en el reino visigodo.
Edad Media
En el 711 se produce la invasión musulmana de la península y, en 713, la actual Ronda abre sus puertas, sin presentar batalla, al jefe bereber Zaide Ben Kesadi El Sebseki. La ciudad pasa a denominarse Izn-Rand Onda (la ciudad del castillo) convirtiéndose en la capital de la provincia andalusí de Takurunna.
Con la desintegración del califato de Córdoba, la cora de Takurunna pasa a convertirse en la Taifa de Ronda (Banū Ifrēn), un reino independiente regido por Abu Nur Hilal Ben Abi Qurra, y será durante este período cuando se crea la mayor parte del patrimonio monumental con que cuenta el casco histórico de Ronda y los arrabales. Abu Nur Hilal fue sucedido por su hijo Abú Nasar quien tras morir asesinado provocó que Ronda pasará a formar parte del reino sevillano de Al-Mutadid.
El período islámico de la ciudad finaliza cuando, el 22 de mayo de 1485, el rey Fernando el Católico logra tomarla tras un prolongado asedio. Tras la conquista muchos de los monumentos erigidos por los musulmanes son remodelados adecuándose a la nueva situación que vive la ciudad que inicia un nuevo florecimiento que la hace crecer extendiéndose en nuevos barrios como los del Mercadillo y San Francisco, pasando a conocerse el antiguo núcleo árabe como “La Ciudad”.
Edad Moderna
En 1572 se funda la Real Maestranza de Caballería de Ronda con fines de entrenamiento para la defensa y las guerras del reino. Entre los siglos XVI y XVII se conforma el grueso de la ciudad como se conserva en la actualidad. La antigua medina toma el nombre de La Ciudad, mientras que al barrio del Espíritu Santo se le llama Barrio Alto y al barrio de San Miguel, Barrio Bajo. Los nuevos barrios de San Francisco y del Mercadillo experimentan un gran desarrollo constructivo, dotándose de posadas, iglesias, monasterios, etc.
En el siglo XVIII la ciudad vive una etapa de importantes construcciones entre las que destacan el Puente Nuevo, que ha pasado a considerarse el símbolo de la ciudad, y la Plaza de toros, una de las más antiguas y monumentales del mundo, obra de Martín de Aldehuela. A partir de esa época se crean los mitos románticos de bandoleros y toreros.
Edad Contemporánea
La invasión napoleónica y la sucesiva Guerra de Independencia Española tuvo una especial virulencia en Ronda y su serranía. El Castillo del Laurel, alcazaba de Ronda, es derribado por los franceses en su retirada y muchos molinos y cultivos quedaron arruinados, quedando la zona en una situación precaria. La ciudad estuvo sujeta al pago elevados impuestos y víveres diarios, que asfixiaban la economía local. La producción industrial y la ganadera se redujo a menos de la mitad y un tercio de las huertas se arruinaron debido al gran número de rondeños que se marcharon a las montañas a luchar contra los franceses. De hecho, la población se redujo de 15.600 habitantes a 5.000 en tres años.
La invasión francesa es el origen del fenómeno del bandolerismo en la zona, debido a la formación de guerrillas para combatir a los invasores, que tras los estragos de la guerra, se quedaron sin recursos de subsistencia y hubieron de dedicarse al asalto de caminos y el contrabando de productos de Gibraltar. Este fenómeno fue ampliamente explotado por los viajeros románticos como Washington Irving, Mérimée, Ford o Doré, que tomaron Ronda como fuente de inspiración, mezclando la historia real con la ficción, forjando la imagen romántica que aún tiene la ciudad.
Monumentos y lugares de interés
Entre los monumentos destacables de la ciudad están el Puente Nuevo situado sobre la Garganta del Tajo junto con el Puente Viejo, el Puente árabe o el coso taurino. Ronda estuvo dividida y aún conserva esta división en tres barrios: el de San Francisco, el más antiguo en donde estuvo enclavado al alcázar; la ciudad, donde se encuentran los grandes edificios, conventos, iglesias y palacios, de calles muy pintorescas con arcos, columnas, artesonados y arabescos que revelan su origen; y, por último, el del Mercadillo, el más moderno, fundado a raíz de la Reconquista, notorio por su barroco caserío, deslumbrante de blancura y enriquecido por las rejerías de sus ventanas, productos de la artesanía local.
En el siglo V, con el fin del Imperio romano, la ciudad es tomada por los suevos al mando de Rechila, pasando después por un período bizantino, en el que Acinipo fue definitivamente abandonado, hasta que Leovigildo la integró en el reino visigodo.
Edad Media
En el 711 se produce la invasión musulmana de la península y, en 713, la actual Ronda abre sus puertas, sin presentar batalla, al jefe bereber Zaide Ben Kesadi El Sebseki. La ciudad pasa a denominarse Izn-Rand Onda (la ciudad del castillo) convirtiéndose en la capital de la provincia andalusí de Takurunna.
Con la desintegración del califato de Córdoba, la cora de Takurunna pasa a convertirse en la Taifa de Ronda (Banū Ifrēn), un reino independiente regido por Abu Nur Hilal Ben Abi Qurra, y será durante este período cuando se crea la mayor parte del patrimonio monumental con que cuenta el casco histórico de Ronda y los arrabales. Abu Nur Hilal fue sucedido por su hijo Abú Nasar quien tras morir asesinado provocó que Ronda pasará a formar parte del reino sevillano de Al-Mutadid.
El período islámico de la ciudad finaliza cuando, el 22 de mayo de 1485, el rey Fernando el Católico logra tomarla tras un prolongado asedio. Tras la conquista muchos de los monumentos erigidos por los musulmanes son remodelados adecuándose a la nueva situación que vive la ciudad que inicia un nuevo florecimiento que la hace crecer extendiéndose en nuevos barrios como los del Mercadillo y San Francisco, pasando a conocerse el antiguo núcleo árabe como “La Ciudad”.
En 1572 se funda la Real Maestranza de Caballería de Ronda con fines de entrenamiento para la defensa y las guerras del reino. Entre los siglos XVI y XVII se conforma el grueso de la ciudad como se conserva en la actualidad. La antigua medina toma el nombre de La Ciudad, mientras que al barrio del Espíritu Santo se le llama Barrio Alto y al barrio de San Miguel, Barrio Bajo. Los nuevos barrios de San Francisco y del Mercadillo experimentan un gran desarrollo constructivo, dotándose de posadas, iglesias, monasterios, etc.
En el siglo XVIII la ciudad vive una etapa de importantes construcciones entre las que destacan el Puente Nuevo, que ha pasado a considerarse el símbolo de la ciudad, y la Plaza de toros, una de las más antiguas y monumentales del mundo, obra de Martín de Aldehuela. A partir de esa época se crean los mitos románticos de bandoleros y toreros.
Edad Contemporánea
La invasión napoleónica y la sucesiva Guerra de Independencia Española tuvo una especial virulencia en Ronda y su serranía. El Castillo del Laurel, alcazaba de Ronda, es derribado por los franceses en su retirada y muchos molinos y cultivos quedaron arruinados, quedando la zona en una situación precaria. La ciudad estuvo sujeta al pago elevados impuestos y víveres diarios, que asfixiaban la economía local. La producción industrial y la ganadera se redujo a menos de la mitad y un tercio de las huertas se arruinaron debido al gran número de rondeños que se marcharon a las montañas a luchar contra los franceses. De hecho, la población se redujo de 15.600 habitantes a 5.000 en tres años.
Durante los siglos XIX y XX la actividad económica de Ronda sigue siendo principalmente rural, siendo el punto de encuentro para los habitantes de los pueblos de la Serranía y teniendo momentos de esplendor a principios del siglo XX con la llegada del ferrocarril.
En 1918 se celebra la Asamblea de Ronda en la que se fijó el actual diseño de la Bandera, el Himno de Andalucía y su escudo. En esa época se empieza a consolidar la Caja de Ahorros de Ronda que ha impulsado fuertemente la economía de la ciudad hasta su desaparición en 1990 al fusionarse con otras entidades bancarias en Unicaja.
Después de la Guerra Civil Española la ciudad vive una profunda crisis que provocó la emigración de muchos rondeños.
En 1918 se celebra la Asamblea de Ronda en la que se fijó el actual diseño de la Bandera, el Himno de Andalucía y su escudo. En esa época se empieza a consolidar la Caja de Ahorros de Ronda que ha impulsado fuertemente la economía de la ciudad hasta su desaparición en 1990 al fusionarse con otras entidades bancarias en Unicaja.
Después de la Guerra Civil Española la ciudad vive una profunda crisis que provocó la emigración de muchos rondeños.
Monumentos y lugares de interés
Entre los monumentos destacables de la ciudad están el Puente Nuevo situado sobre la Garganta del Tajo junto con el Puente Viejo, el Puente árabe o el coso taurino. Ronda estuvo dividida y aún conserva esta división en tres barrios: el de San Francisco, el más antiguo en donde estuvo enclavado al alcázar; la ciudad, donde se encuentran los grandes edificios, conventos, iglesias y palacios, de calles muy pintorescas con arcos, columnas, artesonados y arabescos que revelan su origen; y, por último, el del Mercadillo, el más moderno, fundado a raíz de la Reconquista, notorio por su barroco caserío, deslumbrante de blancura y enriquecido por las rejerías de sus ventanas, productos de la artesanía local.
Fuente: Francisco José Cabeza
No hay comentarios:
Publicar un comentario